sábado, 18 de abril de 2015

Algo falla en la Sanidad

El otro día, alguien me dijo que no podía comer aguacate porque engordaba. Otra persona, que no hay que juntar proteínas e hidratos de carbono, que eso también engorda (como si no estuvieran ya juntos en los alimentos). Y una tercera, que la fruta jamás debe tomarse de postre "porque tiene azúcar", y que es mejor siempre comer un yogur. Todos éstos son mitos más que extendidos -vaya usted a saber por qué- entre la población así, en general. Se han repetido hasta la saciedad de tal modo, junto a tantísimos otros (el famoso de la retención de líquidos, por ejemplo: "me como siete donuts al día, pero es que engordo porque retengo líquidos"), que ya casi, casi, parecen fundamentados.

Y el problema no es ya sólo ése. A fin de cuentas, no podemos saber de todo. El problema es que muchas veces, demasiadas, los propios médicos -profesionales de la salud, por lo tanto- también perpetúan mitos y datos incorrectos en torno a la alimentación. Con esto no quiero decir que ningún médico sepa de nutrición, ojo, pero sí que muchas veces aquellos que no saben revisten su propia opinión y prejuicios personales con su supuesta autoridad incontestable. Y eso es muy peligroso, porque si lo que tú crees que es un dato real -¿quién va a desconfiar de un médico?- resulta que es una mera opinión... el desastre está servido. Esto lo hemos visto mil y una veces con el tema de la lactancia materna: hay médicos y enfermeras que dan informaciones totalmente nefastas (por no decir otra cosa) sobre el tema de la lactancia materna, amparándose en su supuesta autoridad como profesionales de la salud, y propiciando por lo tanto una serie de mitos ridículos de los que, de haberse reciclado y formado adecuadamente, no querrían saber nada. Pero no, ahí siguen con la lactancia cada tres horas, el destete en caso de mastitis, etc. ¡Cuántas lactancias se habrían salvado si los profesionales estuvieran adecuadamente informados! Afortunadamente, sí existen, y cada vez más, médicos que se preocupan de defender la lactancia materna, de fomentarla, y de reciclarse ellos mismos constantemente para estar al tanto de los avances. Así debería ser, siempre, en medicina. En cualquier cosa, en realidad. El problema es cuando te acomodas a un puesto de trabajo... y ahí se queda todo.


Pues con la nutrición pasa algo parecido. Cuando necesitas perder peso y acudes al médico, ¿a dónde te mandan? Al endocrino, generalmente. Un endocrino es un señor que se ha especializado en endocrinología, esto es, en cómo funcionan las hormonas, en cómo curar las distintas enfermedades del sistema endocrino (por ejemplo, afecciones tiroideas). Ir a un endocrino para solicitarle asesoramiento nutricional acabará, casi siempre, con que te irás de ahí con una dieta "estándar" fotocopiada miles de veces y con la sensación de haber perdido el tiempo totalmente, porque dietas así puedes encontrarlas por todas partes sin tener que echar la tarde en ninguna consulta.

Lo que quiero decir, como ya comenté en el post sobre matronas y doulas, es que a cada cual lo suyo. Si un endocrino se encarga de las hormonas y sus afecciones, ¿quién se encarga de la nutrición, así, sin más? Pues muy sencillo: un dietista-nutricionista. Así se llama a la persona que ha estudiado la carrera de nutrición, no a la que se ha hecho un cursillo por CCC de "Naturopatía, nutrición y chakras homeopáticos" o algo similar, no. Se trata o bien de una FP2 (técnicos) o bien los que salen de una carrera universitaria denominada "nutrición humana y dietética" cuyo objetivo es precisamente formar a profesionales de la nutrición humana (hay diplomatura y grado). ¿Y dónde están esos profesionales? En la seguridad social, no. De momento, hay que costearlos a nivel privado, y muchas veces, demasiadas, bajo el riesgo de caer en el de los chakras homeopéticos del que hablaba más arriba.


Pero si quieres perder peso, o ganarlo, o que te expliquen cómo cambiar algún habito, o revisar si comes adecuadamente... lo que hay que hacer es ir a un nutricionista. A uno de verdad, con la carrera y el título y todo eso. Es que no hay más. Por eso, en este mes se está solicitando que se incluya la nutrición humana como especialidad en la seguridad social. Porque existe un hueco inmenso que no está cubierto. Porque hay gente, mucha, que necesita ser guiada en este tema.

Y porque resulta, sinceramente, vergonzoso, salir de la consulta de un endocrino con el papelito fotocopiado donde pueden leerse burradas despersonalizadas y dietas repletas de carencias. Y donde te recomiendan que no comas fruta, que separes proteínas e hidratos, o que evites el aguacate.

Algo falla en la Sanidad. Por el derecho a ser atendidos por profesionales de la nutrición y la dietética. #SanidadDesnutrida
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